Hace pocos días con los correspondientes permisos y trámites, con un grupo de estudiantes de una universidad local, nos dirigimos a visitar y conocer las operaciones de la minera Petaquilla Gold, todo marchaba sobre ruedas, al punto que la empresa envía un carro especial a recoger al grupo a Penonomé para guiarlo hasta las instalaciones en la zona de Coclesito. Solamente un particular, cambia los planes de los anfitriones, no sabían que yo acompañaba al grupo. Lo primero que preguntó el conductor del carro anfitrión fue: “Esa no es Raisa Banfield?” A lo que los estudiantes, porque “no la deben ni la temen” respondieron afirmativamente.
A partir de ese momento el escenario da un giro de 180º, nos conducen a las oficinas de La Pintada y ahí lo primero que se nos dice es que nos darán una charla; pasa algún tiempo y luego dicen que los geólogos no podrán atender al grupo porque están en auditorías, pasa otro largo rato de llamadas y excusas y llega una tercera historia: “El camino está muy malo por las lluvias, es muy riesgoso el tratar de llegar....anoche hubo un accidente....” , seguido de un “No nos hacemos responsables del paso del vehículo -de los estudiantes- hasta las instalaciones de la minera. Ante nuestro compomiso de asumir la responsabilidad del camino a través de una carta firmada con nuestros nombres y cédulas, confirman que me encuentro en el grupo y hacen énfasis que con mayor razón no nos dejarán entrar. Finalmente me presento a hablar con el encargado y ante mis cuestionamientos de como se le niega al último momento a un grupo autorizado para entrar, a través de excusas con poca coherencia y veracidad, se nos insiste en que es potestad de ellos no dejarnos entrar y se acogen a ese derecho y ya.
Emprendimos camino -por nuestra cuenta- hacia el poblado de Coclesito, en el trayecto hubo varios puntos de observación, sobre daños por exploraciones o por las excavaciones en sitios donde hay presencia de metales. Confirmamos que el camino se encontraba en perfecto estado, lo que nos permitió llegar hasta Coclesito en un busito (sin doble tracción) Se caía otra de las excusas.
La intención de la gira era que los estudiantes pudieran escuchar por parte de los propios gestores de la operación minera, sobre su funcionamiento y buena aplicación de medidas de mitigación; sin embargo no tuvieron la oportunidad porque ante razones meramente caprichosas y contradictorias, Petaquilla Gold irresposablemente negó esa posibilidad.
En cambio en Coclesito, fuera de planes, los campesinos nos acogieron con simplicidad a puertas abiertas y felíces de hubiese quienes pudieran escuchar su historia, su lucha, su experiencia de como su entorno ha desmejorado y su preocupación por el futuro de sus hijos. Ante estos dos escenarios, cada quien puede sacar sus propias conclusiones como los estudiantes sacaron las suyas.
Ante la experiencia vivida, me duele como panameña que no exista rendición de cuentas transparente, que informe a la ciudadanía -particularmente a quienes son los más directamente afectados- de lo que sucede en el área de operación minera. En cambio todo el proceso de información está sujeto a campañas mediáticas, a giras organizadas, dirigidas a quienes les interesa impresionar. Pero mi pregunta es: Si todo es tan bueno como lo pintan ¿ no era la oportunidad perfecta para darme en las narices sobre el mejor ejemplo de lo que una buena operación minera significa? Si me lo hubiesen demostrado, hubiese recogido todas mis palabras y sería la primera en reconocer lo bueno que es para Panamá la operación minera de Petaquilla Gold, pero por eso digo que el que la debe, la teme.
