Ningún país del mundo está exento de enfrentar los fenómenos naturales tal como los enfrentamos hoy. Para muestra de ello, lo que vemos en Japón; sin embargo, a lo que si estamos llamados todos es a tomar medidas que nos lleven minimizar los impactos de estos fenómenos y a no agravarlos con modelos de industrias y actividades, que por garantizarnos comodidades temporales, amenazan nuestra vida y sostenibilidad a largo plazo.
Ese es el caso de las plantas nucleares, consideradas por muchos fuentes de energía limpia, pero a qué costo? Japón con todas las medidas de seguridad asumidas y puestas en práctica con la disciplina oriental, tiene no solo a su población sino al mundo entero en vilo. Lo que demuestra que hoy, ante los fenómenos ambientales, se exige que la población mundial busque menos comodidad temporal y un modelo de desarrollo más apto con nuestra vulnerabilidad ambiental.
Es el caso de Panamá, que sin necesitarlo, lo estamos sometiendo a un riesgo que su población no ha requerido para generar riquezas -mal distribuidas- pero ciertas; fruto de su economía de servicios y de producción de la tierra, a una de explotación minera metálica industrial, con uso de tóxicos y sustancias contaminantes. Cuanto sirve la pobreza para escudar una de las industrias más contaminantes y justificar así la poca renta que deja al Estado, versus la inversión en recursos naturales que aporta el país y las grandes ganancias que se llevan los gestores de la operación.
Drenaje Ácido en Coclesito, Distrito de Donoso, Colón, República de Panamá
Área de Coclesito en Distrito de Donoso, donde opera Mina Petaquilla
Hoy se deroga la Ley que modificó el antiguo código minero panameño, pero no basta! 8 de cada 10 panameños exige que no exista minería metálica en Panamá, las autoridades se ciegan a este clamor y lo arrinconan como tema exclusivamente indígena. Han tratado de resolver mediáticamente un problema que tiene fuertes connotaciones de salud pública, social, económico y ambiental. Se necesita una moratoria nacional, para ir de fondo al tema que no exige prisa ni inmediateces, al menos que sean otras las presiones.
Panamá se merece un futuro más acorde con su riqueza natural y no con los intereses de pocos sobre las pérdidas de muchos. Las propuestas están en la mesa.. ¿Quien quiere sentarse a discutirlas?
No, Raisa. No hay que preguntar ¿quién quiere sentarse...? Hay que exigir que el gobierno acepte sentarse a discutir las propuestas alternativas. Hay que lograr una unidad también entre todos los que de un modo u otro están en conta de este modelo de desarrollo para Panamá y no dejarlos negociar solo por la Comarca, con todas las maniobras que estan llevando para dividirlos... Los Ngöbes supieron echar la pelea. El resto de la sociedad civil tendrá un día u otro también que tomar sus responsabilidades para que no masacren lo que nos queda, para que no vendan el país solo por hacer negocio que va al bolsillo de unos cuantos. Ojalá que no sea demasiado tarde.
ResponderEliminarCreo que no va a ser fácil pero esa lucha tiene que ser colectiva, entre muchos.
Muy cierto Sonia, por eso no podemos caer en el juego mediático del gobierno y creer que el tema minero se cerró con la derogación de la Ley 8, ahora es cuando más debemos trabajar en defensa de la integridad natural de nuestro país, porque para quienes desean sacar provecho a costa de lo que sea, no hay tregua.
ResponderEliminar